domingo, 19 de febrero de 2012

Poema VII


Érase en el campo
un amanecer temprano
lleno de destellos:
confundiose con dorado.

Cerca del estanque
un sapo malhablado,
un pájaro cantando
y cáñamo doblado.

Al otro lado del prado
huye el ciervo coronado
de la muerte que lo acecha
y el futuro que se aleja.

Resuena muerte en el aire,
exhala sangre el aliento,
vive frío el silencio
y cae de inercia en el suelo.

Érase en el cielo
el anochecer pausado
que ahoga entre sus manos
recuerdos olvidados.

             Clara Liró


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